Por José Ángel Araujo
La visión es la percepción e interpretación que realizamos del entorno, construida a partir de las imágenes que ingresan por nuestros ojos. Durante los primeros cinco años de vida, es el principal proveedor de información que recibe el cerebro. De los sentidos, es la vista el sentido que más tiempo le lleva madurar, por eso es vital que durante los primeros años de tu hijo o hija estemos atentos a la correcta madurez y desarrollo de la estructura de sus ojos mediante revisiones.
La doctora Linda Cernichiaro Espinosa, oftalmóloga adscrita a la unidad de retina pediátrica de APEC Hospital de la Ceguera, explica que “las revisiones médicas en las primeras semanas de vida del bebé son fundamentales, pues además de la valoración de huesos, órganos internos y extremidades, así como la vacunación y las pruebas auditivas, es importante la salud visual, ya que existen afecciones que de no ser detectadas a tiempo pueden provocar la disminución o pérdida de la visión en los pequeños”.
Desde el nacimiento y con cada visita al pediatra, el médico debe hacer una revisión a los ojos de tu bebé. Si bien su utilidad e importancia están demostradas, tiene sus limitaciones.
El Instituto Nacional de Pediatría señala que un tamizado ocular óptimo debe ser realizado por un oftalmólogo, de preferencia con la subespecialidad en oftalmología pediátrica quien, con equipo oftalmológico y dilatación de pupila, revisará el segmento anterior y el polo posterior del ojo. Así se llegaría a un diagnóstico oportuno y se establecería el tratamiento adecuado lo más pronto posible.
El estudio, llamado tamiz oftalmológico neonatal, debe realizarse tanto en bebés sanos como en prematuros. En los sanos se podrá realizar durante el primer mes de vida. Su objetivo es detectar desde sangrados dentro del ojo por un parto complicado o prolongado hasta enfermedades congénitas, como catarata, causa de ceguera de aproximadamente 200 mil niños en el mundo.
Por otro lado, los ojos de bebés prematuros requieren revisión entre la segunda y cuarta semana de vida.
Se estima que cuanto más prematuro sea el bebé (previo a las 34 semanas de gestación) y menor sea su peso al nacer, mayor será el riesgo de presentar retinopatía del prematuro. “En el mejor de los casos, esta desaparecerá con el crecimiento del menor; no obstante, requiere tratamiento oportuno para anular las posibilidades de disminución o pérdida de la vista”, explica la especialista en oftalmología.
El tamiz visual neonatal también puede detectar otro padecimiento que afecta la visión de los bebés llamado glaucoma infantil. La doctora Cernichiaro explica que se produce cuando el paso del líquido ocular se encuentra obstruido debido a un desarrollo anómalo o a una lesión de los tejidos del drenaje, lo que origina un aumento en la presión intraocular, daño al nervio óptico y pérdida de la visión.
El glaucoma en niños puede aparecer entre el nacimiento y los tres años, con síntomas como lagrimeo excesivo, sensibilidad o molestia a la luz.
De acuerdo con la Ley General de Salud, el tamiz visual neonatal debe realizarse en todos los hospitales de México. Si el tuyo no la tiene, pídele a tu médico que te recomiende un oftalmólogo (si tiene la subespecialidad pediátrica, mucho mejor) que pueda hacérselo a tu bebé.
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