La prueba Apgar, también conocida como “Test de Apgar” o “Puntuación Apgar, evalúa de manera rápida el estado clínico del recién nacido. Es un primer informe de la condición física de tu bebé que da cuenta del estado clínico y fisiológico del neonato y su adaptación a la vida extrauterina.
En el protocolo del recién nacido, el Apgar es muy útil porque “los médicos pueden comprobar que un bebé está vivo, descartar que tenga asfixia o, si es necesario, actuar de inmediato con atención especial, por ejemplo, darle reanimación o suplementación de oxígeno”, explica la neuropediatra Clara Soto Zurita, del Hospital Ángeles Puebla.
En 1952, Virginia Apgar, anestesióloga, pediatra y obstetra, diseñó este sistema de puntuación para conocer el estado clínico del recién nacido al minuto de edad y la necesidad de una intervención para establecer la respiración de inmediato.
Para recordar los criterios evaluados, la palabra Apgar también se usa como acrónimo: Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad y Respiración. Tras el parto, son cinco los aspectos que los médicos deben revisar en el neonato. A continuación, te explicamos en qué consisten:
La puntuación de Apgar se realiza en la sala de partos al minuto de nacer y a los cinco minutos. Las valoraciones superiores a siete puntos indican que el neonato se está adaptando de manera favorable a la vida fuera del útero.
Si fuera inferior a siete, a los cinco minutos, las pautas del programa de reanimación neonatal (PRN), indican que se debe volver a hacer la prueba cada cinco minutos, hasta los 20, de acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP) y la Asociación Americana del Corazón (AHA).
Si todo va bien, el recién nacido obtendrá, por cada uno de estos aspectos, la mayor puntuación que será de dos puntos y, sumados, darán un total de 10, las cuales son poco frecuentes, pues la mayoría de los niños obtienen nueve. Cuando un bebé presenta una calificación baja y después alta, se le conoce como Apgar recuperado.
Las valoraciones de cuatro, cinco y seis, son intermedias y no constituyen marcadores de aumento del riesgo de disfunción neurológica, sino que estos marcadores pueden ser consecuencia de la inmadurez fisiológica, las medicaciones maternas, la presencia de malformaciones congénitas o de otros factores, según la AAP.
Una puntuación de Apgar de cero a tres, a los cinco minutos, puede correlacionarse con la mortalidad neonatal, pero, por sí sola, no predice una disfunción neurológica posterior.
Aunque el Apgar no es una prueba para diagnosticar enfermedades, es probable que en algún momento un especialista te pregunte por su resultado. Para los médicos es muy importante conocer esta puntuación porque “nos proporciona información sobre si el pequeño nació en buenas condiciones, o si requirió alguna maniobra tras el nacimiento”, explica la neuropediatra Clara Elena Soto Zurita.
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