Si cuando nació tu bebé notaste que tenía los ojos grises, quizá un poco azulados, no era tu imaginación, muchos pequeños tienen un tono claro y con el tiempo se va oscureciendo. La razón es que las células que producen melanina en su cuerpo son inmaduras y todavía no se define el color que tendrá el iris por genética.
Sin embargo, aunque es frecuente, este curioso cambio no ocurre en todos los bebés. Algunos nacen con los ojos marrón y su color ya está definido, otros se tornan más oscuros y unos más, desde muy pequeños, tienen definidos sus ojos azules, verdes, avellana, etc.
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La melanina es la encargada de definir el color de los ojos
El doctor David Hill, en un artículo para la Academia Americana de Pediatría, explica que el motivo por el que cambia la tonalidad de los ojos se debe a la melanina, la proteína encargada de darle pigmento a nuestra piel, cabello y ojos.
“Cuando nace el bebé es posible que los ojos se vean grises o azules porque los melanocitos (las células que producen y secretan melanina) responden a la luz y hasta ese momento han pasado todo el tiempo en la oscuridad”, indica Hill.
Con el paso del tiempo, en la medida que el bebé crece y las células van madurando, el color de los ojos puede pasar de ser azul grisáceo a marrón oscuro.
¿A qué edad se define el color de ojos en un bebé?
El trabajo de los melanocitos varía y puede definirse desde los seis meses hasta el año, solo entonces es posible saber el color real de los ojos del bebé.
“Realmente es muy difícil saber una fecha concreta en la que se defina el color de los ojos del bebé, porque es un proceso y va de acuerdo con la producción de melanina que va teniendo el organismo, es decir, la acción o inacción de la melanina determina si se va a ir pigmentando más o menos”, indica Gloria Britez, oftalmopediatra.
Si los melanocitos secretan poca melanina, el bebé tendrá los ojos azules. Si secretan un poco más se verán verdes o avellana. Cuando estas células trabajan mucho se verán marrones, el color de ojos más común. Incluso pueden tornarse en un tono muy similar al negro, el cual es muy raro.
En el caso de los niños que poseen ojos claros, ya definidos, pueden tener ligeras variaciones hasta los tres años, pues el iris “guarda” melanina hasta esa edad.
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Cómo influye la genética en el color de los ojos
La genética tiene mucho que ver. El iris, que es la parte coloreada del ojo, es un rasgo 100% hereditario que, como mencionamos, depende de la cantidad de melanina que se encuentre en esta zona del ojo y cómo esté distribuida. Esta información se transmite específicamente a través de los cromosomas 15 y 19.
Si los padres son de ojos claros es probable que ese tono se va a mantener en los hijos, aunque no sucede todas las veces. Hay muchas combinaciones.
Si uno de los abuelos tiene los ojos claros, la probabilidad de que el bebé nazca con los ojos claros aumenta. Si uno de los padres tiene los ojos claros y el otro marrones, existen las mismas probabilidades de que el bebé tenga los ojos de uno u otro color.
“También se ven casos en los que ambos papás tienen los ojos marrones pero los hijos nacen con los ojos azules. Así es la genética, impredecible, de repente algún tío o abuelo tiene los ojos claros y los niños heredan ese color. Otras veces un ojo es de un color y el otro tiene otra pigmentación o es por sectores. Ahí nosotros, los médicos, estamos en la obligación de investigar un poco más porque puede ser un problema. También hay lunares en el iris que tenemos que ir observando y controlando”, añade Britez.
El color de los ojos de tu bebé es tan único como él. Cualquiera que sea su tonalidad, no podrás dejar de amar esa mirada tan dulce.
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