Por Nayeli Rueda
A mamás y papás les angustia que el bebé “devuelva” la leche. Sin embargo, esta situación no debería preocuparlos, ya que después de cada toma es habitual que salga una pequeña cantidad de alimento. A esto se le conoce como reflujo gastroesofágico (RGE) o reflujo fisiológico, y no se trata de alguna enfermedad, sino de un padecimiento frecuente en la mayoría de los lactantes sanos.
El reflujo es el regreso del contenido gástrico del estómago hacia el esófago y, a veces, hacia la boca, sin hacer esfuerzo. Esto se debe a que el sistema digestivo de un bebé todavía no ha madurado lo suficiente. Lo normal es que una niña, o niño, tenga en el día uno o dos episodios de regurgitación.
En México, la prevalencia del reflujo gastroesofágico depende de la edad. Cerca de 50 por ciento de los lactantes menores de tres meses presentan un episodio de regurgitación al día; y a los cuatro meses la prevalencia es de 67 por ciento, de acuerdo con la Guía Práctica Clínica del Diagnóstico y Tratamiento del Reflujo Gastroesofágico y de la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico del Sistema Nacional de Salud.
El documento también evidencia que el 85 por ciento de los niños que padece reflujo gastroesofágico lo va a superar hacia los 12 meses de edad; y el 95 por ciento de los casos quedará resuelto hacia los 18 meses. Así que si tienes un bebé con reflujo, ten paciencia, es algo transitorio.
“Imagina que tienes una jarra de dos litros. Si vacías más de esa cantidad, se va a derramar. Lo mismo pasa si a tu bebé le das de comer más de su capacidad gástrica”,
Karla Fabiola Solís Solís, pediatra del Centro Médico ABC Santa Fe.
Cabe señalar que la regurgitación en el lactante no necesariamente es expulsada fuera de la boca, sino que puede quedarse dentro de ésta. Y es muy importante estar pendientes sobre el número de sucesos, la intensidad y la frecuencia. Una valoración física y una historia clínica ayudarán a descartar signos de alerta o posibles complicaciones.
Algunas recomendaciones para tratar el reflujo gastroesofágico en el lactante sano, son:
- No darle de comer acostado. “Procura alimentarlo en una posición de 30 grados, es decir, semisentado. Te va a ayudar contra el reflujo, pero también evitará infecciones del oído”, dice la pediatra Karla Fabiola Solís Solís, del Centro Médico ABC Santa Fe.
- Sacarle el aire es otra sugerencia para los bebés que padecen reflujo. De paso, evitará que tenga cólico.
- Evita darle de comer en exceso. Su estómago es pequeño y dependiendo de su edad, será su capacidad gástrica.
- Que duerma acostado boca arriba con una ligera angulación de la cabeza a 30 grados, para que por gravedad no regrese la comida y baje más fácilmente.
Cuándo acudir al médico
¿Tu bebé llora cuando se presenta un evento de regurgitación? ¿Hace cara de disgusto? ¿Qué cantidad de leche saca? ¿Le genera tos o ahogo? De la respuesta a estas preguntas, tu médico podrá orientarte si se trata de reflujo fisiológico o de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
La enfermedad por ERGE puede causar síntomas más severos, complicaciones o lesiones en los tejidos del organismo. Y los padres deben estar alertas.
Cuando un bebé expulsa leche en cantidades superiores a lo que su boca puede contener, o si el reflujo es muy frecuente, al grado de que en la revisión médica la mucosa de la garganta se visualiza roja y se irrita, como una “quemadura”, podría tratarse de una enfermedad mayor, explica la pediatra Solís Solís.
El médico preguntará si el reflujo provoca irritabilidad al bebé o si le impide conciliar el sueño. Asimismo, revisará su historial clínico y verificará que no esté perdiendo peso.
La especialista en urgencias pediátricas, también comenta que no es normal que un bebé adopte la “posición de Sandifer”, una postura en la que “estira el cuello después de la ingesta de alimentos, se arquea y encorva, a causa del reflujo”.
Si el reflujo provoca tos, catarro, infecciones del oído constantes, o incluso, neumonías, se trata de ERG.