Por Nonantzin Martínez
Algunos niños tienen una especial propensión a padecer problemas de la piel y, desde incluso los dos meses de vida, pueden ser diagnosticados con dermatitis atópica.
Sus imágenes características las podemos observar en aquellos bebés que tienen mejillas inflamadas, rojas y secas, así como en los pequeñitos con escamas y costras en el cuero cabelludo, ¿te suena familiar alguna de estas escenas?
La Dra. Rossana Llergo Valdez, presidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología, señala que esta enfermedad inflamatoria se inicia, en un 80% de los casos, en el transcurso del primer año de vida, y que es uno de los padecimientos más comunes de la piel en la infancia.
Es importante señalar que la dermatitis atópica tiene componentes hereditarios e inmunológicos, lo que significa que seguramente mamá, papá o algún miembro de la familia también tenga una piel hipersensible y sufra padecimientos como asma o rinitis.
“En esta enfermedad, la pared cutánea está alterada y es deficiente, pues hay una disminución de sus grasas –por eso son pieles muy secas–, una reducción de ceramidas y de otras sustancias protectoras, ocasionando que la piel reaccione y se inflame con facilidad”, explica la experta.
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Sospecho que mi hijo tiene dermatitis atópica
Una piel con dermatitis atópica es extremadamente seca. El diagnóstico lo podrá hacer el dermatólogo pediatra observando las áreas afectadas de tu pequeño, las cuales se caracterizan por:
- Comezón intensa
- Enrojecimiento
- Descamación
- Presencia de pápulas
En los lactantes, su piel cabelluda tiene una descamación fina y sus mejillas presentan áreas rojas: “se trata de una “piel llorosa”, porque tiene un exudado seroso debido a lo inflamado que se encuentra. Hay comezón, por lo que es común encontrar escoriaciones y costras por el rascado”, refiere la Dra. Llergo.
Después de los dos y tres años de edad, las lesiones tienden a situarse en los pliegues de flexión, codos y rodillas, cuello y párpados. Sigue habiendo comezón y enrojecimiento.
Tratamiento y control
Al tratarse de una enfermedad crónica, esta no tiene una curación definitiva; sin embargo, se puede controlar muy bien.
Es muy importante que se siga un tratamiento, ya que ello contribuye a reducir las posibilidades de que se expresen otras manifestaciones de atopia (estado de hiperreacción que tienen ciertas personas ante sustancias o estímulos ambientales): “si no existe un control de la enfermedad, el niño o niña puede desarrollar, posteriormente, asma bronquial, en un 50% de los casos, y rinitis alérgica, hasta en un 80%”, enfatiza la Dra. Llergo.
Si en casa hay un bebé con dermatitis atópica, debemos procurarle una serie de cuidados para su control. La presidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología recomienda:
- Darle baños cortos (de 5 a 10 minutos).
- El agua no debe estar demasiado caliente (menor de 40 grados centígrados).
- Utilizar jabones especiales para pieles atópicas, conocidos como sustitutos de jabón o Syndet (no hacen mucha espuma, pero limpian la piel de forma adecuada para que conserven sus grasas).
- No usar esponjas ni aditamentos para tallar.
- Secar su piel y aplicarle crema inmediatamente después del baño. Hay que buscar cremas humectantes especiales para pieles atópicas, ya que estas contienen sustancias que protegen contra la actividad antiinflamatoria. Es conveniente seguirlas aplicando en el transcurso del día, en las áreas donde haya mayor agresión, como la del pañal.
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Cuando el pequeño empieza a manifestar datos francos de inflamación, hay que acudir con el dermatólogo y EVITAR:
- Automedicarlo. Por ningún motivo uses cremas no autorizadas por el médico ni remedios caseros, ya que esto podría agravar la situación.
- Ponerle ropa con telas y textiles como lana, poliéster o acrilán, ya que estas pueden favorecer la inflamación. Es preferible vestirlos con prendas de algodón (las de Baby Creysi están elaboradas con algodón hipoalergénico. Puedes consultar las colecciones y básicos en su Tienda en línea).
- Exponerlo al sol, ya que las radiaciones favorecen un incremento de la inflamación. En este punto es oportuno destacar que el uso de bloqueador solar es imprescindible. A partir de los dos años, niñas y niños deben usarlo de forma regular, cada cuatro horas. Los menores de seis meses no deben tomar sol.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica que tendrá exacerbaciones y remisiones. La comezón y las placas con enrojecimiento y descamación son las manifestaciones frecuentes y, aunque no tiene cura, cuidar la piel de tus pequeños es clave para su control.
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