En el mercado existen un sinnúmero de productos para evitar que nuestros hijos se ensucien cuando comen: platos antiderrapantes, toallitas, mantitas, baberos, pero hay que ser honestos, los niños siempre encuentran la manera de hacer un desastre y… ¿te digo algo? ¡Es importante que lo hagan! Es parte de su desarrollo sensorial, una habilidad natural que les ayuda a aprender del mundo que les rodea.
Un niño que juega con la comida aprende, conoce de texturas, colores, olores y sabores, estimula su apetito (lo que le incita a probar más tipos de alimentos) e, incluso, le ayuda a ampliar su vocabulario.
Stephanie Kinnare, psicóloga y pedagoga en el Wolfson Children´s Center for Behavioral Health, en Jacksonville, Florida, asegura que los niños a los que se les permite poner comida en sus manos son más propensos a comerla: “Esto se debe a que los alimentos se vuelven familiares para el niño cuando se presentan de manera divertida. Un ambiente de inmersión significa más frutas y verduras en el estómago. No te alarmes si la comida no llega de inmediato al estómago, puede tomar varios encuentros con la comida antes de que decida comerla”, explicó la experta al sitio Ramper.
El desarrollo sensorial es el comienzo del desarrollo cognitivo-motor que es, ni más ni menos, la base de los futuros aprendizajes de un bebé. El Instituto de Alimentos de Estados Unidos (IFT) define la evaluación sensorial como “la disciplina científica utilizada para evocar, medir, analizar e interpretar las reacciones a aquellas características de los alimentos y otras sustancias, que son percibidas por los sentidos de la vista, olfato, gusto, tacto y oído”, entonces, el desarrollo sensorial a través de los alimentos es una de las bases para la evolución motora a través de los sentidos.
Por increíble que parezca, los sentidos de una persona se comienzan a desarrollar desde antes de su nacimiento, al menos el oído, el tacto y sobre todo el gusto. Cada uno de ellos es de suma importancia para nosotros ya que son nuestro primer medio para relacionarnos con el mundo y aprender de él. De hecho, desde el momento mismo en que el bebé sale del cuerpo de su madre, los sentidos del olfato y la vista son activados, aunque el pequeñito no entienda qué es lo que sucede, ese primer contacto con el exterior es estresante: frío, luz, aire y olores, ausencia del líquido amniótico y manos que lo tocan, ¿lo habías pensado?
Y así es como los sentidos de todas las personas se estrenan en este mundo, y desde entonces comienzan a recibir muchísimos estímulos al día. Toda esa información se almacena en la memoria sensorial, el bebé comienza a aprender no solo del mundo que le rodea sino de su propio cuerpo: descubre cómo es sentir hambre, que su cuerpo ocupa un lugar en el espacio, que tiene una voz, que siente frío o calor, etc.
Después de poco tiempo el bebé es perfectamente capaz de construir respuestas basadas en los estímulos que recibe y la memoria que ya tiene de ellos, es decir, que el desarrollo de sus sentidos es la base para el desarrollo de sus habilidades cognitivas y de aprendizaje.
Los sentidos son importantísimos en el sano desarrollo de un bebé, de ahí que estimular el desarrollo sensorial a través de los alimentos es vital para lograr que se integre al medio en el que vive.
Se trata de un método que, a través de una serie de actividades (por ejemplo, el permitir que los niños toquen su comida), tiene como objeto activar y estimular cada uno de los sentidos de un bebé o niño pequeño. Todas las actividades, tanto táctiles como kinestésicas (palpar materiales, caminar descalzos, sentir texturas, palpar y descubrir partes del cuerpo), tienen bases científicas que “demuestran que se puede potenciar al máximo las diferentes posibilidades físicas y mentales de un niño para ayudarle en su desarrollo y aprendizaje”, explica la Guía del Desarrollo Sensorial que detalla los procesos sensoriales y perceptivos.
El psicólogo Piaget distingue un tipo de percepción pura que permite “el conocimiento de los objetos a través del contacto directo con ellos y una actividad perceptiva”, es decir, que las destrezas perceptivas implican no solo la capacidad de recibir información a través de los sentidos sino, en palabras de otro famoso psicólogo (M. Condemarín), “el proceso total de percibir requiere selección de estímulos, atención, discriminación y organización de los mismo”.
La estimulación sensorial contribuye en gran manera al óptimo desarrollo de los sentidos, todos ellos están involucrados y se interrelacionan uno con otro, de modo que si se percibe un aroma agradable que estimula las glándulas salivales y además se acompaña por un platillo que a la vista resulta atractivo, ¿quién podría evitar al menos una probadita? Aquí ya se mezclaron en un solo acto vista, olfato y gusto por lo que los alimentos son una excelente herramienta para el desarrollo y estimulación de los sentidos.
La doctora Stephanie Kinnare indica que los bebés usan el tacto para medir la seguridad de los alimentos; a medida que el niño siente la comida, envía una señal al cerebro de que está húmeda, seca, blanca, dura o pegajosa. Cuando permitimos que los niños exploren la comida a través de las manos, los brazos, cara e, incluso, los pies, les damos seguridad, los hacemos sentir bien.
¿Te has divertido viendo cómo un bebé explora un plato con comida con prácticamente todo su cuerpo? El chiquitín está descubriendo sensaciones en la piel, olfateando, viendo cómo el aspecto de la comida cambia cuando la apachurra y hasta cómo se escucha, no es algo que no se pueda solucionar con un buen baño ya que haya terminado.
Así que en cuanto el período de ablactación llegue, no nada más comenzará a nutrirse con mucho más que leche, también tendrá una muy divertida y sabrosa manera de aprender.
Tanto en el libro Elaboración de Menús Sensoriales (editado por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, UPAP), en el manual del Mundo Perceptivo del niño, de Tom Bower, como en el texto El Papel de la Experiencia Sensorial de Ross A. Thompson, se destaca cómo el desarrollo de la percepción y estimulación sensorial a través de los alimentos es la base del desarrollo de las siguientes áreas:
Así que comer no sólo alimenta al cuerpo, contribuye al continuo aprendizaje de tu bebé en todos los sentidos y, por si fuera poco, le enseña mucho sobre sí. Aprender a comer solo es la primera señal de independencia de una persona, ya que generalmente esto sucede antes de caminar, y para que esto ocurra se pasa por un período de baños de comida, caritas llenas de papilla y ropa completamente sucia, ¡paciencia! Recuerda que estás contribuyendo a su desarrollo sensorial a través de los alimentos.
Solid Starts destaca 10 beneficios al dejar que los niños se ensucien cuando comen:
Poco a poco irá controlando la emoción que le genera descubrir las texturas con las manos y pronto sabrá cómo llevar las manos con comida a la boca y, finalmente, aprenderá a usar una cuchara, y así, te darás cuenta de que tu bebé ya es un “bebé grande”.
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