¿Colocar o no aretes a una bebé recién nacida?

Durante generaciones perforar las orejas de las niñas recién nacidas para colocarle aretes ha sido visto como algo natural. Sin embargo, de unos años para acá, han surgido movimientos en todo el mundo que llaman a evitar esta práctica. ¿Colocar o no aretes a una bebé? La decisión es tuya, pero veamos algunos pros y contra.

“Colocar aretes a los bebés es una tradición muy antigua. Desde los egipcios, griegos y los romanos se usaban aretes, incluso los hombres. Tenían una carga mágica simbólica, eran usados como un talismán”, dice la Doctora Ana Elena Alba, pediatra egresada de la Facultad de Medicina de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En Latinoamérica sigue siendo muy común colocar aretes a las bebés. Algunos papás y mamás consideran que las niñas se ven más bonitas, otros dicen que es una forma de diferenciarlos de los niños, se cree que de pequeñitas sienten menos dolor y dicen que no resulta traumática la experiencia puesto que la olvidan rápido.

Pero la polémica, está más fuerte que nunca.

¿Cuándo se colocan los aretes a las bebés?

De acuerdo con la doctora Elena Alba, generalmente se ponen un día después de nacer, en los cuneros de los hospitales. Aunque también es posible que el pediatra o una enfermera los ponga en el consultorio.

“Casi siempre se colocan al otro día de que nacen y por lo regular es una enfermera la que realiza este procedimiento, aunque también puede hacerlo el pediatra. Debe ponerlos alguien que sepa y en condiciones higiénicas”, explica la experta.

Antes de colocar el arete es importante limpiar el lóbulo de la oreja con alcohol y dar un ligero masaje, “se pone un poquito de anestesia tópica, se hace el marcaje para que quede lo más simétrico posible y se utiliza una pistolita donde se introduce el arete esterilizado. Presionamos unos segundos. Es muy rápido y prácticamente el dolor es nulo porque se usa anestesia”.

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Riesgos de los aretes en recién nacidas

Aunque el procedimiento es muy sencillo, la pediatra señala que sí existen riesgos que, aunque es raro que sucedan, debemos tomar en cuenta.

Infecciones

Para evitarlas, es importante ser muy estrictos con la higiene y los cuidados los primeros días después de la colocación de los aretes.

“Se recomienda que cada 12 horas, en la mañana y en la noche, se realice un aseo por delante y atrás de los aretes con un isopo y alcohol o algún ungüento antibiótico. Hay que girar los aretes para que no se peguen. Eso es en las primeras 72 horas. Posteriormente, con el bañito diario es suficiente. Se recomienda no retirar esos aretes hasta pasadas ocho semanas. Si se requiere hacer algún cambio en el arete, hay que es esperar”.

Alergias

El metal del arete puede causar alergias. Es por eso que se sugiere que se utilice oro, pues es el que menor riesgo tiene.

“Sugerimos que sea oro de 14 o 24 kilates. Puede ser blanco o amarillo. Si no se pueden comprar unos aretes de oro, pueden ser de acero inoxidable con chapa de oro. Lo que no se recomienda es que sean de plata o de fantasía“.

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Aretes encarnados y queloides

Otro riesgo son los aretes encarnados en la oreja, sobre todo si son muy pequeños o si no se cambian conforme crece, así como la aparición de queloides.

“Es muy raro pero puede ser que se queden encarnados, incluso ya cuando las niñas son grandes de unos 6 u 8 años. En esos casos hay que sedarla un poco y sacarlo. También existe riesgo de queloides, que es un respuesta del cuerpo a la perforación. Se forman tejidos alrededor del orificio”.

Riesgo de que se rasguen

Otra contraindicación podría ser que el arete rasgue y rompa el pabellón de la oreja. “Que por accidente el arete sea jalado con algo y rasgue el lóbulo de la oreja. Por eso recomendamos evitar los aretes que sean colgantes. También es preferible que sean de rosca para que no se aflojen, caigan y representen riesgo de asfixia”.

La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) indica que, en realidad, existe poco riesgo a cualquier edad si la perforación se realiza con higiene y se cuida concienzudamente.

No obstante, la AAP también recomienda esperar hasta que el niño pueda hacerse cargo por sí mismo de la perforación. Además, el organismo sugiere que el bebé tenga sus vacunas básicas para reducir riesgo de tétanos e infecciones transmitidas por la sangre.

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“No perfores la oreja de tu bebé”: el movimiento contra los aretes.

Más allá de la parte médica, también existen voces que piden a madres y padres evitar la práctica.

El movimiento anti aretes comenzó en el Reino Unido y se ha extendido a todo el mundo en los últimos años. Ha sido tanta la polémica, que en Inglaterra un grupo de mujeres recolectaron miles de firmas para pedir al gobierno que se evite y fije una edad mínima (proponen que sea a los siete años) para perforar el lóbulo de los bebés.

El argumento es que los aretes no tienen otro propósito que satisfacer la vanidad de los padres, incluso lo han calificado como maltrato infantil.

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La carta anti aretes

A través de una carta difundida en redes sociales, miembros del movimiento anti aretes explican que la perforación conlleva una carga machista:

” Decides perforar una oreja que no es el tuya. Sin conocimiento, ni consentimiento, de la persona perforada. Lo haces diciendo que es tu hija. Como si eso te diera algún tipo de derecho sobre su cuerpo. Como si por el hecho de haberle dado la vida te confiriera una especie de poder sobre ella.

“¿Por qué se presupone que las niñas quieren llevar complementos para estar “bonitas”? ¿Por qué no se perfora también por sistema los lóbulos de las orejas de los niños? Para que “sepan” que es una niña.

“Como si por el hecho de que no se vea a simple vista que lo es fuera a provocarle un trauma a la niña. Como si fuera lógico que te diera vergüenza que confundan a tu hija con un niño.

Hay costumbres machistas y que además son irrespetuosas con nuestras hijas. Lo son porque solo ellas han de decidir dónde, cuándo y con quién quieren perforarse. Lo son porque no podemos disponer de otras personas de esa manera como si su voluntad no fuera importante.

“Nuestras hijas no nos pertenecen. Ellas se pertenecen a sí mismas. Y elegir algo que no es necesario, ni imprescindible para ellas es algo violento. Es algo que marca el tipo de relaciones que establecemos con los demás.

No se trata de un pendiente. Se trata de respeto. Y nuestras hijas merecen todo el respeto del mundo. Porque son libres. Y las hijas libres hacen libres a las demás.
“Espera a que tu hija pueda hablar. A que pueda tener consciencia. A que exprese sus sentimientos sobre el mundo. Y sobre todo no la trates como si fuera estúpida. Como si no entendiera. O no supiera.

“Porque tus hijas no necesitan condescendencia. Necesitan que les preguntes quiénes son. Qué quieren. Lo que no necesitan para nada. Es que alguien las obligue a algo. Cuando ellas no saben qué está pasando”

¿Qué opinas? Aretes, ¿sí o no? Finalmente, la decisión es tuya.

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