Por Ollin Islas Romo
Uno de los temas que pueden ser cruciales a la hora de determinar si se continúa o no con la lactancia materna exclusiva es qué tanto resistimos la agotadora rutina de alimentar a nuestros bebés en las noches.
Durante años, muchas madres exhaustas intercambiaron el duro ciclo de interrumpir el sueño, levantarse, tomar al bebé de la cuna, acomodarse para amamantar, llevarlo de nuevo a la cuna y tratar de dormir un poco por recostarse con los bebés en la misma cama y darles el pecho cada vez que fuera necesario.
Sin embargo, el deseo de mantener la lactancia exclusiva no es el único motivo por el que se practica el colecho. Los padres y los hijos han compartido cama a lo largo de la historia por muchos motivos: para algunos es una práctica que fortalece los vínculos; para otros es una manera de ofrecer y sentir seguridad; unos lo hacen por practicidad y muchos simplemente porque no tienen otra opción.
Y sobre el colecho y sus beneficios o riesgos tampoco existe un consenso: hay quienes lo recomiendan y quienes aseguran que sus desventajas superan sus beneficios.
Muchos grupos partidarios del colecho coinciden en que el beneficio más contundente de esta práctica tiene que ver con la lactancia materna.
En el artículo “El colecho favorece la lactancia materna”, un equipo de investigadores menciona que durante esta práctica, “el lactante duerme al costado de su madre, con su cuerpo y cara orientada hacia el cuerpo materno, alternando con la posición boca arriba. Esta postura facilita acceder al pecho, despertarse y mamar más a menudo para lograr consuelo y alimento”.
Además, el mismo grupo de expertos menciona que la secreción de oxitocina que produce la lactancia materna también facilita la conciliación del sueño de la madre.
Pero los beneficios no terminan aquí. Los defensores del colecho consideran que dormir en la misma cama con los hijos pequeños es una práctica que ayuda a fortalecer los vínculos, tener mayor cercanía entre adultos y niños y propicia una mayor convivencia. Por otro lado, se cree que tanto padres como hijos descansan más y mejor, pues ambos se sienten seguros por tenerse cerca.
Algunos estudios señalan también que el colecho previene el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante, pues según cierta evidencia, al estar junto a la madre, los bebés duermen boca arriba o de costado para poder mamar (dos posiciones preventivas del SMSL).
Esto ha sido fuertemente debatido por asociaciones pediátricas que insisten en lo contrario, sin embargo, los defensores argumentan que lo que puede provocar el SMSL no es el colecho en sí mismo, sino practicarlo de manera inadecuada y con factores de riesgo involucrados.
“Hay mucha controversia en torno a esta práctica. Varias organizaciones de salud infantil como la Academia Americana de Pediatría, por ejemplo, han emitido recomendaciones para el sueño seguro en las que aconsejan no practicarlo, precisamente porque aumenta el riesgo de que ocurra la llamada muerte de cuna”, explica Angélica Aguilar, pediatra integrante del Consejo Mexicano de Certificación en Pediatría.
Algunas investigaciones han explicado que dormir en la misma cama que los padres incrementa la posibilidad de que los pequeños puedan sufrir asfixia, especialmente si duermen sobre colchones blandos o rodeados de almohadas y con sábanas o colchas encima.
También aumenta el riesgo de aplastamiento, especialmente si el bebé duerme entre los dos padres y, en particular, si alguno de ellos consume drogas ilícitas, alcohol o si sufre un agotamiento extremo, pues el sueño profundo que esto provoca puede impedir que los adultos se mantengan alertas, aunque estén dormidos, como sí ocurre con una madre lactante.
Otro de los grandes factores vinculados al SMSL es el tabaquismo de los padres o los adultos que se encuentran en la casa, pues la nicotina y sus tóxicos se impregna en todos los sitios de la casa (como la cama) de un fumador.
“Los pediatras sí recomendamos que los niños duerman en la misma habitación que los padres durante el primer año de vida. Hacerlo, de hecho, reduce 50% la posibilidad de que se presente el SMSL. Sin embargo, lo ideal es que esto se realice de manera segura, esto es, que el niño duerma de modo independiente en su cuna o moisés, siempre lo más cerca posible de la madre”, manifiesta la pediatra.
Otra alternativa interesante y que les ha funcionado a muchas familias son las cunas de colecho, es decir, cunas en las que se retira la cara lateral que estará junto a la cama de los padres y que, además se ancla a ella para evitar cualquier riesgo, pero que permite la “independencia” del bebé.
Si aún no sabes qué decisión tomar, no dudes en consultar a tu pediatra y seguir su consejo.
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