Le pides a tu hijo que realice algo, lo haces con mucha calma, razonablemente y de manera muy puntual. En lugar de ver algo de acción, obtienes… cri… cri… cri… silencio. “A lo mejor no me escuchó”, te dices a ti mismo. Entonces, vuelves a pedirlo amablemente. Con firmeza, pero bien… Nada… En ese momento te sientes caer en el tan conocido círculo de: “Repetir la petición. Recordar que hiciste la petición. Volver a repetir. Recordar una vez más”. ¿Cómo lograr que los niños escuchen? ¿Pero que, de verdad, escuchen? Pues… te tengo algunos consejos.
Luego de decirlo y decirlo y repetirlo y una vez más, y va de nuevo, y otra, ya lo ves venir: ¡explota el volcán! Caes en un momento de derrota total y empiezas a gritar lo mismo que habías solicitado con calma hace unos minutos. El enojo de todos aumenta y, al final, todos quedan frustrados, tristes y la acción solicitada ni siquiera se realizó; o se hizo mal y de malas.
Lo entiendo. Los niños que “no escuchan” es la queja más común entre mamás y papás.
El punto es que, si quieres que tu hijo escuche lo que le dices, lo primero que debes hacer es averiguar POR QUÉ NO te hace caso. La mayoría de las veces, su falta de respuesta es un SÍNTOMA, no el problema real.
Si no abordas este problema desde la raíz, un simple caso de “no me escucha” puede llegar a convertirse en problemas de comportamiento más grandes, como berrinches, desafiarte y contestación.
¿Por qué los niños no escuchan?
¡Buena pregunta! ¿Por qué te hacen de lado? ¿Por qué tienes que repetir algo una y otra vez hasta que terminas gritando? Los niños de todas las edades, desde bebés hasta adolescentes, tienen una necesidad de poder arraigada. Cuando los niños no tienen la oportunidad de ejercer su poder de manera positiva, eligiendo qué ropa usar, su cena, qué juego jugar, etc., ejercerán su poder de manera negativa.
Debido a que los niños SÍ tienen control sobre su cuerpo y lenguaje, las luchas de poder más comunes (y frustrantes) ocurren cuando usan su cuerpo y su lenguaje para desafiar tus peticiones.
Cuando ellos deciden no escuchar, de algún modo hacen valer su poder. Este comportamiento es simplemente una forma en que están expresando su necesidad de tener más control y capacidad para tomar decisiones en sus vidas.
No estoy sugiriendo que dejes que tomen todas las decisiones, sin embargo, puedes darles “poder” a tus hijos dentro de sus límites. Al hacer esto, tus niños cooperarán más y el temido: “Repetir la petición. Recordar que hiciste la petición. Volver a repetir. Recordar una vez más”, llegará a su fin.
Y, para lograrlo, te comparto estas 7 recomendaciones para hacer que tus hijos realmente te escuchen.
7 Recomendaciones de cómo lograr que los niños escuchen
Ponte a su nivel
Cuando necesites la atención de tu peque, asegúrate de tener su atención, eso significa contacto visual. Si te agachas, y lo miras a los ojos, no solo verificas que te ve y te escucha sino que también fortaleces la comunicación. Tal vez tengas que dejar a un lado lo que estabas haciendo e ir a buscarlo a su cuarto; la proximidad es clave: no le estás hablando al viento ni ladrando órdenes desde la cocina, estás hablando con él.
Acaba con los “no”
Acabar con los “no” es superar tu propia etapa del NO: No molestes a tu hermano. No corras en el pasillo. No juegues con tu comida. Los comandos negativos (órdenes negativas) requieren que los niños procesen la información dos veces porque tienen que responder a dos preguntas:
- ¿Qué NO quiere que haga?
- ¿Qué SÍ quiere que yo haga?
Eso es confuso y contradictorio, por ejemplo, si le dices: “No toques a tu hermana”, un niño tiene que detener el comportamiento actual y determinar el comportamiento alternativo apropiado. Si no puedo tocarla, ¿significa que no puede abrazarla, jugar a atraparse o ayudarla a ponerse la chamarra porque no puedo tocarla?
Mejor, dile a tu peque qué HACER. En lugar de “no dejes tus juguetes tirados en el suelo”, prueba con “por favor, pon tus juguetes en el cesto de juguetes”. En lugar de “no corras por el pasillo”, prueba con “por favor, camina por el pasillo”.
Dile SÍ al SÍ
Piensa un momento en ello. ¿Cuál es tu respuesta clásica a las mil solicitudes que recibes de tu hijo todos los días? “NO”, ¿verdad? Cuando te bombardea con solicitudes o permisos es difícil analizarlas de manera significativa, por lo que es muy fácil contestar simplemente: “No, hoy no”. “No, no tengo tiempo para eso”. “No”. “Nada”.
Pero cuando no es tu respuesta constante, ¡no te extrañes de que tu hijo decida no escuchar TUS solicitudes! Cambia tu diálogo y di que sí con más frecuencia. ¡Verás cómo tus respuestas sorprenden y agradan a tu pequeño y harán que preste más atención cuando le pidas algo! En lugar de “no, no puedes comer helado”, prueba con “¡el helado es delicioso! ¿Te gustaría que fuera el postre del sábado o el domingo?
Acorta tu discurso
Sí, ya sé. Todos hemos caído en esto. ¡Los padres, y especialmente las mamás, tienden a convertir una respuesta de cinco segundos en una disertación de cinco minutos! Cuando quieras tener la atención de tu hijo, sé lo más conciso posible y así ni siquiera tendrá tiempo para ignorarte. ¡Inténtalo y te sorprenderás de verdad!
Da las gracias por adelantado
Ayuda a tu peque a tener un comportamiento adecuado demostrándole que confías en él. Si antes de que entre a tomar un baño le dices, “gracias por colgar la toalla después de tu baño”, lo alentará a comportarse mejor. Los niños, generalmente, estarán a la altura de nuestras expectativas si los manejamos de manera positiva. Hazle saber, de antemano, que confías en que hará lo correcto, mantendrás las líneas de comunicación abiertas y aumentarás la probabilidad de que la tarea se complete.
Asegúrate de que haya entendido
Una forma sencilla de asegurarte de que tu hijo te haya escuchado y comprendido es pedirle que repita lo que dijiste. Para evitar malos entendidos recuerda hacer contacto visual, abreviar tu discurso y explicar claramente lo que necesitas que haga, entonces, con calma, pídele al peque que repita lo que acaba de escuchar. Al asegurarte de que todos estén en la misma página verás una mejora instantánea en la comunicación y en tu casa.
Haz observaciones
Si ves que hay algo que no se ha hecho, o se dejó de lado, no empieces con los regaños, simplemente haz una OBSERVACIÓN: “Veo una mochila en el pasillo” o puedes preguntar: “¿Cuál es tu plan para recoger tus juguetes hoy?
¿Cuál es tu plan para…? es una gran estrategia para evitar las luchas de poder. Es empoderador porque le estás dando a tu hijo la oportunidad de salvar las apariencias y elaborar rápidamente un plan en el momento si aún no tenía uno: “¡Ah sí! Estaba planeando guardar todo después de cenar”. ¡Esto te da la oportunidad de darle un giro positivo a toda la conversación! “Eso está perfecto, realmente aprecio tu ayuda”.
Recuerda que “no escuchar” siempre debe ser una llamada de atención para nosotros, los adultos. Si bien puede parecer un desafío o falta de atención de parte de los pequeños, es más que probable que sea una forma de llamar nuestra atención o expresar su necesidad de poder.
Tanto niños como adultos tenemos la necesidad de ser vistos y escuchados. Cuando esta necesidad no se satisface, los niños dejarán de escucharnos. Puede parecer contradictorio, pero CLARAMENTE funciona, ya que es la queja número uno que comparten los padres.
Platícanos en redes sociales qué tal te va con tu peque al cambiar tu estrategia: FB IG
Te puede interesar: Cómo estimular la curiosidad en los niños
Tipos de mamá: ¿a cuál te pareces?
La importancia de jugar para los niños y toda la familia
