Nadie puede poner en tela de juicio la felicidad que invade un hogar con la llegada de un bebé, esos pequeñines son de verdad mágicos. En cuanto empiezan a respirar captan el amor, la atención, el interés y el cuidado de todos los que le rodean. Pero en cuanto el primer llanto inexplicable e incontrolable aparece, esa aura de felicidad comienza a palidecer, sin embargo, está en ti y tus seres más cercanos ayudar a tu bebé a aprender a calmarse.
Y bueno, parece que nadie se detiene a pensar que para el bebé todo es nuevo, desde el aire que respira hasta la cuna en que duerme y, por supuesto, todo lo que siente y vive… y si a todo esto le agregas que aún no tiene un lenguaje con el que pueda comunicarse y expresar lo que desea, ¡imagínate! La realidad es que los bebés usan el llanto como medio de comunicación y eso a veces nosotros no podemos ni sabemos entenderlo.
Ante una crisis de llanto, ¿qué puedes hacer? Lo básico es mantener la calma, y quizá te parezca algo tan simple que hasta lime en lo absurdo mi consejo, pero créeme, a veces después de dos horas de llanto constante de un bebé mantenerse en calma es un verdadero acto de heroísmo; una de mis amigas siempre platica que su instructora en el psicoprofiláctico le enseñó que, para que los hijos estén bien es necesario que los papás lo estén. Así que, si quieres calmar a tu bebé en medio de una crisis, lo primero es que tú estés en calma total.
Los padres les transmiten sus emociones a sus hijos, se puede decir que los contagian de ellas, así que si mantienes la calma en un momento de crisis de tu peque, poco a poco lograrás que esa paz se vaya permeando en él.
Cómo ayudar a tu bebé a aprender a calmarse
Ahora bien, hay algunos trucos para que el llanto o incomodidad de un bebé poco a poco disminuya hasta que la paz vuelva a todos.
- Trata de identificar la causa que produce malestar en el bebé. Llorar es una expresión de incomodidad: el hambre, el dolor y la enfermedad pueden ser los motivos. Revisa el pañal, cerciórate de que no se ha quedado con hambre o de que no tenga fiebre.
- Mantén contacto físico, los movimientos rítmicos tienen un efecto calmante sobre el bebé ya que le recuerdan a su vida en el útero, por ello sostenerlo en brazos, arrullarlo o pasearlo en una caminata mientras le hablas con cariño es importante para que él sienta que te ocupas de sus emociones, que te interesas en lo que le sucede y, lo más importante, que no te alejas de él dejándolo a su suerte.
- Arrópalo en una manta o cobija ligera, tendrá una sensación de contención y protección parecida a cuando estaba en el interior de su madre, y eso siempre lo llevará a su lugar seguro.
- Dale un masaje en todo su cuerpo. Dependiendo de la intensidad del llanto, puedes esperar a que está más tranquilo (o cansado) puedes hacerlo con un aceite tibio, como de lavanda o melisa, poco a poco el movimiento y el aroma relajante harán efecto.
- Haz que escuche sonidos monótonos, hay grabaciones de música clásica que incluyen el sonido que ellos percibían en el útero, el motivo es que la cadencia de estos sonidos le recuerda a lo que oía en su vida intrauterina, no darás crédito a su carita de sorpresa al recuperar esa memoria sonora, además de que, por supuesto, se calmará.
Es muy importante que como papá o mamá tú construyas los espacios adecuados para que tu bebé esté en calma, por ejemplo, si estarán fuera de casa por varias horas (o días) y dormirá fuera de su cama, puedes llevar contigo al menos un par de cobijitas que huelan a su casa, con eso se sentirá seguro. O si ya tiene un juguete que es su compañero de vida, no lo pierdas de vista. Y lo que es también de mucha ayuda es no romper sus rutinas, para un bebé eso es sinónimo de seguridad, la hora del baño, del masaje, del cuento, de su postre, etc. Recuerda que como padres, ustedes son los responsables de construir y mantener su mundo.
Poco a poco todos los padres aprenden a conocer a sus hijos, después de algunos meses saben cuándo lloran por una razón en particular y cuándo lo hacen por berrinche o capricho. No debes perder de vista que con el crecimiento ellos comienzan a explorar sus alcances, así que si aprenden que llorando consiguen lo que desean, los berrinches serán cosa de todos los días.
Si, por el contrario, ellos aprenden que llorar no es el camino y que sus padres los tratan como los seres inteligentes que son, les explican que no es necesario llorar y que la base de las relaciones humanas es la comunicación, llegarán a ser adolescentes que sepan controlar sus emociones y adultos capaces de lograr relaciones sanas.
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