Por Nayeli Rueda
De pequeña, Sofía se bañaba con su mamá. Ahora que tiene a su pequeño Ian, de tres años, también ha decidido compartir la ducha con su hijo, momento del día que se ha convertido en el favorito de ambos. Sin embargo, la joven mamá tiene dudas sobre cuándo será adecuado dejar de bañarse con su niño.
Muchos padres de familia deciden bañarse con los hijos porque “es más práctico”, porque “están muy chiquitos”, por el “miedo a que se caigan” o debido a que todavía “no saben enjuagarse bien”. Lo recomendable es enseñarlos a ser independientes.
La psicóloga Magaly Vázquez Velázquez, docente del Centro Eleia sugiere que, dependiendo de la madurez del pequeño o la pequeña, se le comience a dar una esponja para que solito talle su cuerpo, dejando que lave y enjuague su cabeza. “A partir de los tres años de edad, y siempre bajo supervisión, puedes apoyar a tu hijo desde fuera de la regadera”, dice la experta.
Con ello coincide Paulino Castells, psiquiatra de Familia y profesor de la Universidad Abat Oliba, en España, quien ha declarado que “no hay ninguna necesidad de meterse padres e hijos en la bañera o de compartir la ducha”.
No obstante, hay que señalar que bañarse con los hijos, o no, y hasta qué edad, es una decisión que corresponde tomar a los padres, dependiendo de sus costumbres, necesidades e información con que la cuenten, así como de las señales que irá dando el niño o niña.
Nunca dejarlos solos
La maestra en psicoterapia psicoanalítica, Magaly Vázquez, enfatiza que cambiar la dinámica del baño no tiene que ser de un día para otro, sino que es un proceso gradual que puedes hacer poco a poco.
Necesitas ir preparando el terreno, es decir, adaptar el espacio para que sea seguro:
- Pon en el piso un tapete antideslizante para que el niño no se resbale.
- Opta por un champú infantil, que no irrite sus ojos, y que sea para lavar el cabello y el cuerpo.
- Coloca el organizador de baño a su altura.
Para un niño pequeño, bañarse es una actividad que le va a permitir conocer su cuerpo y aprender la importancia de la higiene. La única condición es nunca dejarlo solo, “siempre debe estar supervisado por sus padres”, aclara la experta.
Que tu niña y niño se bañe solo forma parte de su:
- Crecimiento
- Independencia
- Cuidado personal
- Autoestima
Al dejar de bañarse con los hijos y permitir que lo hagan solos, pero con apoyo desde fuera, también vas a:
- Enseñarles a diferenciar los espacios privados (como el baño) de los espacios compartidos (como el comedor).
- Construir poco a poco la individualidad del menor, pues la madre es el primer vínculo y el niño se asume como parte de ella.
El cuidado del cuerpo
Uno de los grandes beneficios de que un niño se bañe solo tiene que ver con el autocuidado. Las niñas y niños deben aprender que nadie puede tocar sus cuerpos, con excepción de mamá y papá, cuando los están ayudando a bañarse.
Conforme tu hija o hijo crece, comenzará a darse cuenta de que el cuerpo de una mujer y un hombre son distintos. Y es probable que realice preguntas al respecto o que, incluso, intente tocar el cuerpo de mamá o papá. Cuando llegue el momento, la especialista aconseja hablarle de manera enfática, decirle: “solo tú te puedes tocar. Nadie más puede hacerlo. Y tú tampoco puedes tocar el cuerpo de nadie”.
Permite que tu hijo se forme una relación armónica con el cuerpo, “que puede disfrutarse y debe cuidarse”. Para ello, es necesario hablarles con la terminología adecuada. “Llamar a los genitales por su nombre: los niños tienen pene y las niñas tienen vulva”, finaliza la maestra en psicoterapia psicoanalítica.
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