Por Nayeli Rueda
De convivir unas seis horas diarias con su pareja y sus hijos, ahora Sharon comparte las 24 horas del día con ellos. Recuerda que, hasta hace unos meses, solían compartir un breve desayuno por las mañanas, para después salir de casa, todos apresurados, a sus actividades cotidianas. Por las tardes, ella se volvía a reencontrar con los pequeños para comer y hacer la tarea. A su esposo lo veía hasta la cena.
Confiesa que antes no tenían los conflictos de pareja ni peleas como ahora, pero “en este tiempo de pandemia todo se ha vuelto un caos. De un día para otro cambiaron mi vida y mi relación de pareja. Estamos muy estresados”.
En muchas parejas el confinamiento ha detonado nuevos conflictos o ha hecho que aparezcan anteriores: “esto no necesariamente va a desencadenar una separación, porque se trata de una crisis pasajera, de un nuevo acomodo. Sin embargo, para otras va implicar un divorcio si antes de la pandemia ya tenían problemas que no pudieron solucionar”, señala la maestra en terapia familiar y de pareja Elena López, directora de Inminente. Atención Psicológica Integral.
Junto con ello, las jornadas de trabajo excesivas derivadas de un home office que nunca antes se había planeado y las labores del hogar que se multiplicaron al sumar el apoyo a niñas y niños en sus clases virtuales y en las tareas escolares, han sido el escenario perfecto para provocar mucho estrés. “No hacer una división adecuada de estas actividades o responsabilidades causa muchos conflictos. Todo ello ha evidenciado situaciones de roles de género, por ejemplo, que sea la mujer quien se encargue del cuidado de la casa y de los hijos”, nos dice la terapeuta familiar.
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No todo está perdido
Si observas y trabajas las cosas desde otra perspectiva, te darás cuenta que el confinamiento también puede ser una oportunidad para convivir y compartir más tiempo. Piensa que si antes no lograban “empatar agendas”, este es el momento para alimentar su relación de pareja. La especialista recomienda:
- Reservar momentos sin hijos presentes.
- Charlar 10 minutos, como mínimo, antes de dormir.
- Salir de la rutina y hacer cosas distintas y divertidas, como una cena para dos, tener un día de campo en el jardín, hacer sesiones de juegos de mesa para adultos o duelos de karaoke, entre otros.
- Evitar pasar muchas horas frente a la televisión y los dispositivos electrónicos.
Ahora, más que nunca, es tiempo de echar mano de la resiliencia y:
- Ser creativos.
- Planear para que sucedan cosas y no esperar a que pasen.
- Organizar en conjunto la distribución de las tareas de la casa: “qué vamos a hacer, quién lo va a hacer y cómo lo vamos a hacer”.
- Ser tolerantes. Respetar las ideas diferentes o contrarias a las nuestras.
La actitud con la que enfrentes esta “convivencia extrema” con tu pareja e hijos es muy importante. “La buena disposición hará que sea una experiencia enriquecedora y evitar así los conflictos de pareja. Piensa cómo convertir una situación difícil en una experiencia favorable y de aprendizaje”, dice la terapeuta Elena López, y finaliza contundente: “las parejas deben modificar y adaptar su hogar, hacer que las cosas funcionen en lugar de pensar que no van a funcionar”. No pierdes nada si lo intentas.