Hasta hace unos años, el uso de la andadera era muy común. Por “practicidad”, porque “los bebés se ven lindos” o porque permite que los papás hagan más cosas mientras los niños andan de un lado a otro, eran muy populares. Sin embargo, múltiples estudios, pediatras e instituciones han señalado las desventajas y peligros que conlleva este aparato. ¡Ten mucho cuidado!
“La andadera es un artefacto que genera mucha polémica. Se inventó con el objetivo de ayudar a personas que tenían alguna capacidad diferente: que no podían caminar, algún accidentado o que crecieron con alguna malformación. Después se empezaron a comercializar y a utilizar para los niños. Los pediatras, los papás y las mamás las recomendaban, pero a lo largo de la evolución de la ciencia se han investigado varios factores que hacen que una andadera actualmente no sea recomendada”, comenta el Dr. Juan Carlos Carrera, médico pediatra.
¿Por qué no son recomendables las andaderas?
Hay muchas razones. La primera es que puede interferir en que los bebés gateen y esta fase es muy importante porque permite que desarrollen sus habilidades motrices, ¡incluso les enseña a meter las manos cuando se caen!
Otra razón es que aumenta el riesgo de accidentes y lesiones. Miles de niños en el mundo van a urgencias por lesiones en la cabeza y cuello relacionadas con el uso de la andadera. Principalmente después de caerse de las escaleras.
Muchos padres piensan que poner a los bebés en andaderas o walkers es una forma de que se vuelvan más independientes, pero eso puede traer consigo percances. Un estudio publicado en la revista Pediatrics estima que más de 230 mil niños estadounidenses han visitado la sala de urgencias entre 1990 y 2014 debido a lesiones ocasionadas por este aparato.
“Las andaderas dan movilidad rápida, hasta 4.3 kilómetros por hora, a niños pequeños antes de que estén listos para el desarrollo. Los niños a esta edad son curiosos y no reconocen el peligro, dijo el Dr. Gary Smith, director del Centro de Investigación y Política sobre Lesiones del Hospital Nacional de Niños, autor del estudio antes mencionado.
Y agregó: “Solo hace falta un hermano menor para dejar la puerta del sótano o las escaleras abiertas brevemente para que ocurra una lesión. Un niño en una andadera estaría al otro lado de la habitación y bajaría las escaleras antes de que el padre pudiera responder “.
El 30% de las lesiones reportadas por el Dr. Smith en su análisis fueron conmociones cerebrales o fracturas de cráneo. Otros problemas comunes se producen cuando la andadera da acceso al niño a cosas que normalmente no podría alcanzar, como quemaduras al tocar aparatos calientes.
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Los peligros de usar andadera
La Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) se ha pronunciado por muchos años en contra de las andaderas e incluso ha solicitado su prohibición luego de que, entre 2004 y 2008, ocho muertes se relacionaron con su uso. Tres de ellas ocurrieron cuando los niños caminaron y cayeron en piscinas o bañeras de hidromasaje.
“La andadera está prohibida en muchos países por el gobierno. Por ejemplo, Canadá, Brasil, Australia y otros países en Europa. La razón es que genera muchos accidentes. Meter a tu hijo a una andadera es como prestarle un coche o una moto a un adolescente. Los bebés no tienen sentido del peligro, entonces salen corriendo”, agrega el Dr. Carrera.
A través de su sitio de internet, la AAP expone los peligros de usar andaderas. Los niños en este aparato pueden:
- Bajar rodando por las escaleras, lo que a menudo causa huesos rotos y lesiones graves en la cabeza. Quemarse. El bebé llega más alto con el andador y alcanzar objetos peligrosos. Es más fácil que jale el mantel de una mesa, derrame café caliente, agarre mangos de ollas de la estufa, alcance planchas, chimeneas o calefactores.
- Ahogarse. Puede caer en la piscina o bañera.
- Envenenarse. Es posible que alcance medicamentos, productos de limpieza, insecticidas, entre otros…
La AAP agrega: “La mayoría de las lesiones de los andadores ocurren mientras los adultos observan. Los padres o cuidadores simplemente no pueden responder lo suficientemente rápido”.
“Cuando el niño se cae de la andadera no tiene de dónde agarrarse, se pegan directo en la cabeza, pierden el sentido de los reflejos de caída, no tienen una sensación de frenado, se detienen cuando chocan con la pared o la mesa. Desafortunadamente los accidentes son muy comunes”, dice Carrera.
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La andadera no enseña a caminar a tu bebé
Una de las razones por las que muchos papás optan por usar la andadera es la falsa creencia de que con ella ayudan a sus hijos a caminar. Pero no lo hacen. Por el contrario, las andaderas pueden retrasar el momento en que un niño comienza a caminar. ¿La razón? ¡Para qué caminan si con el aparato pueden ir a donde quieran!
Las fases del desarrollo del bebé también se interrumpen. Un ser humano primero se arrastra, luego se sienta, gatea y, por último, camina. Este ciclo se rompe con la andadera porque apura un movimiento similar al caminar y a la larga eso demora que camine sin apoyo. Además, los bebés que gatean hacen un entrenamiento físico e intelectual para aprender a moverse. Los que usan andadera no llevaron ese proceso en su mente y, por consiguiente, no saben cómo coordinar o reaccionar.
“A los bebés se les ponía en andadera (o se les pone en andadera) con el objetivo de que caminen más rápido o de que aprendan a caminar y eso es un rotundo no. Todo ser humano para aprender a caminar necesita una base de equilibrio, tiene que mover sus brazos y aprender equilibrándose con el balanceo de los brazos. El niño en la andadera está semi sentado, los brazos van posicionados en las partes laterales, entonces no va conocer la posición ergonómica para caminar. El niño pierde toda la sensación natural de caminado y el desarrollo neurológico por esa parte se va atrasando”, apunta Carrera.
De acuerdo con el experto, otro obstáculo que supone la andadera para los bebés es que no aprenden la marcha lateral: “Un niño también tiene que caminar de “ladito” agarrándose de las paredes, de los muebles o barandales. En la andadera tú los pones y salen de frente, solo tienen esa visión. Si tú pones a un bebé en el piso después de sacarlo de la andadera, las piernitas se le mueven y sale corriendo hacia adelante porque no tiene idea incluso de que se va a caer”.
No solo eso. Dentro de las desventajas de la andadera para los bebés, también se debe mencionar que se sientan directamente sobre sus genitales y eso puede causar lesiones. Por si esto fuera poco, cuando metes a un bebé antes de la bipedestación (capacidad para mantenerse erguido) es posible que se provoquen anomalías en las rodillas, pies y piernas. Es decir, la naturaleza no nos enseña a caminar con las piernas abiertas, pero la andadera hace que el niño se movilice así. ¿Te das cuenta de la incongruencia?
“Todos los seres humanos tenemos procesos y desarrollos neurológicos. Un bebé sostiene su cabeza, después se sienta, da vueltas, se para, empieza a caminar… La bipedestación es cuando el bebé logra estar parado por sí solo y eso se logra cuando los músculos de la columna vertebral logran estar fuertes para hacer que se sostenga. Si metes a los niños antes de ese proceso puede haber arqueo, debilitamiento de los músculos, lo que popularmente se le llama ‘charritos’, se les pueden doblar sus articulaciones y eso a la larga genera problemas”, agrega Carrera.
Por otro lado Rachel Schecter, autora del artículo Are Baby Walker Warnings Coming Too Late?, disponible en la National Library of Medicine indica que en pruebas de desarrollo se ha detectado que las andaderas afectan los patrones de marcha y postura normales en la primera infancia, lo que puede conducir a un patrón idiopático (espontáneo) para caminar de puntitas.
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En vez de la andadera ¡estimula a tus niños!
La AAP recomienda a los padres ¡tirar las andaderas! y asegurarse de que no se usen en los lugares donde estén cuidado a sus hijos como en guarderías o la casa de los abuelos. En sustitución invita a que pruebes con corralitos con los que puedes hacer excelentes zonas de seguridad para que aprendan a sentarse, gatear o caminar agarrados.
No obstante, la opción más adecuada para que tu bebé aprenda a caminar es por sí solo. Caminar es un hito del desarrollo en la vida de tu hijo. Le permite ampliar sus horizontes, ganar experiencias sensoriales y desarrollar equilibrio. Cada niño tiene su propio ritmo y hay muchas variables que influyen en el proceso como su temperamento y la fuerza muscular, así que no te desesperes, no intentes adelantar el proceso, deja que tu peque solito alcance este importante logro.
“En resumen, pediátricamente no se recomienda la andadera, no enseña a tu hijo a caminar. Tampoco se recomienda usar los tipo ‘chalequitos que los cuelgan’. Esos se habían aprobado en algún momento pero ya no porque no ofrecen una posición ergonómica. El niño va a aprender a caminar cuando lo tenga que hacer. Con la andadera solamente lo arriesgas a que tenga más accidentes, que le provoque atraso en el desarrollo neurológico para la caminata, que pierda la ubicación del espacio, que pierda los reflejos de caída, que pierda la marcha lateral… Entonces lo recomendable es que no usen andadera y que mejor los padres ayuden a caminar al bebé por sí solo”, finaliza Carrera.
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