Por Ollin Islas
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los resultados del Censo 2020. En ellos se reveló que en México existen alrededor de 21 millones de personas con alguna limitación o discapacidad (4.9% de la población en México) y 2% de ellos son niños y adolescentes de entre cero y 17 años.
Los menores de 18 años que fueron censados tienen diversas discapacidades, pero las que prevalecen en la mayoría son la dificultad para aprender, recordar o concentrarse; ver (aunque se usen lentes), así como hablar o comunicarse, problemas para escuchar (aunque se usen aparatos auditivos) y actividades motrices.
Niñez excluida
Las cifras actualizadas de INEGI muestran que las infancias con discapacidad son una minoría. Y, desafortunadamente, en México y muchos otros países del mundo, las minorías padecen el mal de la exclusión. “La mayor problemática a la que se enfrentan las personas con discapacidad es la exclusión y la discriminación, derivadas de la creencia de que son personas vulnerables, dependientes y diferentes”, explica Carolina López, psicóloga especializada en dar atención a personas con discapacidad.
Uno de los aspectos en los que es muy notoria la discriminación es en el terreno de lo escolar. A estas alturas, un espacio como la escuela, en donde los niños socializan, aprenden y pasan la mayor parte del día, aún no cuenta con lo necesario para incluir a la infancia con discapacidad entre sus filas.
Por increíble que parezca, hoy muchos procesos de admisión en centros educativos, por ejemplo, tienen por política no permitir en su comunidad a niños que manifiesten cualquier tipo de discapacidad argumentando complicaciones logísticas que no están dispuestos a solventar. “Tenemos una discusión pendiente sobre la educación inclusiva, ya que ésta implica que todos los niños aprendan juntos, que no exista discriminación ni mecanismos de selección”, asegura López.
Ser madre de un niño con discapacidad
Los niños con discapacidad no son los únicos que padecen la discriminación de la que son objeto. Los familiares, y especialmente las madres, suelen sufrir la exclusión de los pequeños prácticamente desde que nacen. Esto es solo la punta del iceberg. Carolina López manifiesta que, desde su experiencia con niños con discapacidad y sus familias, además de el dolor por la discriminación que sufren sus pequeños, las madres también se enfrentan a:
- Un impacto económico muy significativo que repercute negativamente en sus vidas y en la posibilidad de buscar un balance para los otros hijos, si los hay.
- Tener que dejar de trabajar o de hacer actividades que son importantes para ellas para convertirse en las cuidadoras primarias de sus hijos.
- Falta de información, apoyo y orientación en lo relacionado con la salud y educación de los niños con discapacidad.
- Duelos mal elaborados, depresión, estrés en altos grados, ansiedad, soledad, desesperación y, sobre todo, una disminución en su calidad de vida debido a que descuidan su propia salud.
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Cómo ir hacia un mejor lugar
Carolina López asegura que una máxima esencial para las familias de niños con discapacidad es pensar esta condición como un camino distinto al de los demás, que no es imposible y que, con apoyo y redes, puede ser menos complicado. Entre sus recomendaciones se encuentra:
- Buscar apoyo en familia y amigos para poder seguir lo más posible con la vida cotidiana. Esto no solo es positivo para los cuidadores del niño sino también para él, pues no percibe que es diferente por su discapacidad.
- Fomentar, dentro de lo posible, la autonomía del niño, enseñarles a cuidarse, a ser independientes y a hablar con naturalidad de sus dificultades.
- Reconocer y celebrar sus logros y, al mismo tiempo, permitir que se equivoquen y aprendan de sus errores.
Es muy importante que socializar forme parte de las actividades de la familia, así como respetar y no invadir sus espacios con otros.
Para transitar el camino hacia la inclusión, nuestra sociedad debe vivir una transformación en diversas esferas. Darnos cuenta de la situación que vive la infancia con discapacidad y sus familias es solo un necesario comienzo.
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